La verdad sobre la geografía del Libro de Mormon
A menudo al investigar un tema
referente al evangelio que puede no ser de dominio general o que es
estigmatizado como pura especulación se nos invita a abandonarlo y se nos
instruye con la frase de que no es importante para nuestra salvación.
Uno de esos temas es la
geografía de el Libro de Mormón y mi objetivo el día de hoy será enfocarme es
esos comentarios sino en lo que a pesar de esos comentarios e aprendido.
En el año 1841 el profeta José
Smith recibió un regalo de parte de un obispo de New York llamado John
Bernhisel, un juego de libros escritos por John Lloyd Stevens y Frederick
Catherwood titulado “incidentes de viaje” los
cuales fueron entregados por Elder Woodruff estos libros estaban llenos de
imágenes de la autoría de Catherwood estos, mostraban ciudades y templos que
habían estado perdidas en las selvas de Centroamérica por siglos, José Smith
escribió un carta al obispo Bernhisel en diciembre de ese año:
He recibido su amable presente de la mano de Elder Woodruff y me sentí bajo muchas
obligaciones por esta muestra de su estima y amistad que para mí es de lo más
interesante, ya que se despliega y desarrolla muchas cosas que son de gran
importancia para esta generación y corresponde y apoya el testimonio del libro
de Mormón ; He leído los volúmenes con el mayor interés y placer y debo decir
que de todas las historias que se han escrito perteneciente a las antigüedades
de este país esta es la mas brillante y completa.
También hay diversas declaraciones que fueron publicadas
en el medio de divulgación de la época el Times and Seasons
José Smith fungió como editor en jefe de este periódico
de Marzo a Noviembre de 1842, fue autor y publico varios artículos bajo su
guía, el escribió:
Las
investigaciones de Stephens y Catherwood en América Central abundantemente dan
testimonio de esto. Las estupendas ruinas, elegante escultura y la
magnificencia de las ruinas de Guatemala, y otras ciudades, corroboran esta
afirmación, y muestran que una gran y poderosa gente -hombres de grandes mentes,
claro intelecto, genio brillante, y diseños integrales habitaban este
continente. Sus ruinas hablan de su grandeza; el Libro de Mormón despliega su
historia.12
También
escribió en julio 15 1842:
El registro mexicano concuerda tan bien con las palabras del libro de Éter (que fue encuentrado por el pueblo de Limhi, que está contenido en el libro de mormón) en relación con la confusión de las lenguas, que insertamos lo siguiente:
Y agrego un
extracto amplio de le libro de Éter y termina la edición mencionando que, cito: las coincidencias son
tan abrumantes que comentar algo mas es innecesario.
Dos editoriales adicionales (sin
firmar) acerca de las ruinas centroamericanas apareció el 15 de septiembre de
1842. La primera de ellas inserto un extracto largo de Incidentes de viaje en
América Central, que describe las ruinas de Palenque en el sur de México y
concluyeron que "el extracto anterior se ha hecho para ayudar a los Santos
de los Últimos días, en establecer el libro de Mormón como una revelación de
Dios. Nos proporciona una gran alegría que el mundo nos ayude con tantas
pruebas, que incluso los crédulos no pueden dudar. "Lamentando que no
podía volver a imprimir un extracto de Stephens y Catherwood, el autor sugirió
que
"Estas maravillosas ruinas
de Palenque son algunas de las grandes obras de los nefitas" y los comparo
con la descripción de Nefi del templo en la tierra de Nefi. Los Nefitas en el
Libro de Mormón "vivían en la estrecha lengua de tierra, que ahora abarca
América Central, con todas las ciudades que se pueden encontrar." El
editorial es significativo en el hecho de que el escritor fue más allá de los
argumentos generales temprenos para la civilización precolombina al hacer
correlaciones específicas entre las ruinas de América central y ciudades
mencionadas en el libro de Mormon.13
El segundo editorial sin firma
citando de una tradición de Guatemala reportado por Stephens y Catherwood que
afirmaba que los toltecas que gobernaron la región en tiempos precolombinos
eran originalmente de la casa de Israel
que huyo de Moisés antes
de emigrar a esa tierra. Esta "este cuento hermoso tradicional"
parecería proporcionar "evidencia circunstancial" adicional para el
Libro de Mormon.
El número de 1 de octubre de
1842 contenía otra
editorial sin firmar sobre las ruinas de América Central. Éste presento otro
extracto de Incidentes de viaje que describe las ruinas de Quiriguá cerca del
Golfo de Honduras y un gran monumento de piedra con escritura jeroglífica que
recordó al escritor de la "piedra grande" que se encontrada por el
pueblo de Zarahemla y descifrada por el rey Mosíah ( Omni 1: 20-21):
Debido a que nuestro
"Extracto", fue publicado por el Sr. Stephens "incidentes del
viaje," hemos encontrado otro hecho importante con respecto a la veracidad
del Libro de Mormón. América Central, o Guatemala, está situado al norte del
istmo de Darien y una vez abrazó a varios cientos de millas de territorio de
norte a sur.-La ciudad de Zarahemla, quemada en el crucifixión del Salvador, y
reconstruida después, estaba sobre esta tierra. . . . Sin duda, es una buena
cosa para la excelencia y la veracidad, de la autenticidad divina del Libro de
Mormón, que se han encontrado las ruinas de Zarahemla, donde los nefitas las
dejaron; y que una gran piedra con grabados sobre ella, como Mosiah dijo; y una
"piedra grande y redondo, con los lados esculpidos en jeroglíficos,"
como el Sr. Stephens ha publicado, también se encuentra entre los recuerdos.
No
vamos a afirmar sin rodeos que las ruinas de Quiriguá son los de Zarahemla,
pero cuando la tierra y las piedras, y los libros cuentan la historia de manera
sencilla, somos de la opinión, de que se requeriría más pruebas que las que los
Judios podría traer para probar que los discípulos robaron el cuerpo de Jesús
de la tumba, para demostrar que las ruinas de la ciudad en cuestión, no son una
de las mencionados en el libro de Mormón. . . . No será un mal plan para
comparar ciudades en ruinas Sr. Stephens 'con los que están en el Libro de
Mormón: la luz se allega a la luz, y los hechos son apoyados por los hechos. La
verdad no daña a nadie, y por lo que hacen otros.
Además
del profeta hubo mas autoridades de la iglesia y profetas que relacionaron a
Mesoamérica con el Libro de Mormón, pero eso será material para otro día,
espero les haya gustado y que tengan buen día.
Referencias
Referencias
I
received your kind present by the hand of Er [Elder] Woodru & feel myself
under many obli- gations for this mark of your esteem & friendship which to
me is the more interesting as it unfolds & developes many things that are
of great importance to this generation & corresponds with & supports
the testimony of the Book of Mormon; I have read the volumes with the greatest
interest & pleasure & must say that of all histories that have been
written pertaining to the antiquities of this country it is the most correct
luminous & comprihensive.
Stephens
and Catherwood’s researches into Central America abundantly testify of this
thing. The stu- pendous ruins, the elegant sculpture, and the mag- ni cence of
the ruins of Guatemala, and other cities, corroborate this statement, and show
that a great and mighty people—men of great minds, clear intellect, bright
genius, and comprehensive designs inhabited this continent. Their ruins speak
of their greatness; the Book of Mormon unfolds their history.
The
Mexican record agree so well with the words of the book of Ether (found by the
people of Limhi, which is contained in the Book of Mormon) in relation to the
confounding of languages, that we insert the following:
Since
our “Extract” was published from Mr. Stephens’ “Incidents of Travel,” &c.,
we have found another important fact relating to the truth of the Book of
Mormon. Central America, or Guatamala, is situated north of the Isthmus of
Darien and once embraced several hundred miles of territory from north to
south.—The city of Zarahemla, burnt at the cruci x- ion of the Savior, and
rebuilt afterwards, stood upon this land. . . . It is certainly a good thing
for the excel- lency and veracity, of the divine authenticity of the Book of
Mormon, that the ruins of Zarahemla have been found where the Nephites left
them: and that a large stone with engravings upon it, as Mosiah said; and a
“large round stone, with the sides sculptured in hieroglyphics,” as Mr.
Stephens has published, is also among the left remembrances of the, (to him,) lost and unknown.
We
are not going [sic] to declare positively that the ruins of Quirigua are those
of Zarahemla, but when the land and the stones, and the books tell the story so
plain, we are of opinion, that it would require more proof than the Jews could
bring to prove the disciples stole the body of Jesus from the tomb, to prove
that the ruins of the city in question, are not one of those referred to in the
Book of Mormon. . . . It will not be a bad plan to compare Mr. Stephens’ ruined
cities with those in the Book of Mormon: light cleaves to light, and facts are
supported by facts. The truth injures no one, and so we make another.15
La Escritura no es de interpretación privada; y menos los Joseph Smith papers', si alguien le enseño a ver tan reducida mente la geografía mormona superelo, muestre y demuestres que puede ver toda América como la plenitud continental de los hijos de Lehi. Haga el esfuerzo, vale la pena.
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